sábado, 18 de febrero de 2012

Capítulo 8


Un año y medio en el futuro, Londres.

-No me llames así, Olivia McCartney, pero a nadie.- contraataqué con su nombre completo- Tienes razón, ya  es demasiado tarde. Mejor vámonos.
Ninguno insistió más con el tema y bajamos a la planta baja. Afuera, un coche ya estaba esperando por nosotros.

Nos apretujamos un poco en la parte trasera, pero pudimos entrar. John le dijo nuestro destino al chofer y partimos. El lugar quedaba a unos veinte minutos y se trataba de un bar que ahora estaba de moda en la ciudad. Nada muy ruidoso,  por suerte.
Me sentía un poco más animado, siempre que Olivia me visitaba, lograba subirme el humor.
-¿Hey, alguien les ha avisado al resto de los chicos?-pregunté para sacarme la duda y, de paso, poder romper el silencio que se había instalado sobre nosotros.
-Sí, acabo de mandarles un mensaje.
-Genial-comentó mi hermana, con una sonrisa pícara puesta en su rostro.
-Que ni se te ocurra-la regañé con aire divertido.
-Eres un agua-fiestas, McCa.-protesto ella, poniendo los brazos en jarra como si otra vez tuviéramos diez años.
-No, es tu hermano mayor-comentó John, extrañamente de mi parte. Se escuchó un ruido de teléfono y mi amigo abrió su mensaje.
-Es Ringo, pregunta si hay problema con que traiga a Sofia y una amiga de ella.
-Dile que no lo hay, Sofi me cae estupendamente. –le respondió Chio, poniendo en palabras altas el mismo pensamiento de todos los demás.
Sofia había empezado a salir con Ringo, pese a que al principio estaba enamorada de George, hace cosa de un año… al mismo tiempo que Miranda conmigo. ¡Basta ya, Paul! Hoy eres el alma de la fiesta. Igual que aquel 21 de septiembre…
Sacudí mi cabello, haciendo que lo peinaba y miré por la ventana. En la esquina se encontraba el bar. Bajamos del coche y nos tomamos un par de fotos en la entrada. Teníamos de costumbre llevarnos medianamente bien con los paparazis, ya conocen el refrán: si no puedes contra ellos, úneteles.
Ingresamos al local que estaba algo oscuro a excepción de la barra. Esta era prácticamente la fuente de color, con luces alocadas que iluminaban hasta la pequeña pista de baile. Llegamos a la parte VIP, ubicada en la segunda planta y fuimos directo a un sillón en el que divisamos a los chicos. George estaba cómodamente ubicado en el sillón, así que no dude dos veces en abalanzarme sobre él. Los dos estallamos en carcajadas y los demás se unieron también. Ahí fue cuando divisé a mi pequeño narigón con la alegre de su novia. Me incorporé rápido y la abracé por la espalda. Ringo, que estaba a su lado, pegó un respiro.
-¡Hace mucho que no venías Sofi!
-Bueno ya. Es suficiente Paul, no me quites a mi chica. –dijo el castaño arrebatándomela y dándole un corto beso en los labios. John comenzó con una ovación de ternura y yo me uní, formando una perfecta O con mi boca. Incluso con lo poco que se veía, el sonrojo de la chica era apreciable.
-¿Qué no traías una amiga? –preguntó curiosa mi hermana. Olivia era demasiado sociable. Bueno, si lo pensaba mejor, salía a mí.
Vi la mirada que los chicos le echaron, ella fingió no haberlo notado.
-Eeeh, -Sofia parecía incómoda- sí, vino conmigo, pero me parece que se perdió entre tanta gente.
-Bueno, entonces vamos a buscarla. –propuse.
-Tal vez solo se fue al tocador, le dije dónde íbamos a estar asique…
-No, Paul tiene razón, deberíamos de buscarla-George me apoyó- Olivia podría venir conmigo y…
-Ni muerto, yo me llevo a mi hermana. –Todos se carcajearon con mi reacción, el guitarrista lo había hecho a propósito, solo para dejarme en evidencia.
-Muy gracioso. –comenté sarcástico.- Ringo, ¿Cómo es esta chica?
-Tiene pelo marrón, ojos claros y es flaquita.
-Osea, exactamente igual a la mitad de las chicas de por aquí-dijo Chio- ¿Puedes ser un poco más específico?
-De verdad que no deberían preocuparse… ella puede cuidarse sola-continuó Sofi, pero ninguno le hizo caso.
Ringo trató de concentrarse.
-Bueno… tenía el pelo como por los hombros, lacio y con flequillo. –sus palabras me trajeron un recuerdo. De pronto fui consciente del peso del celular en mi bolsillo. No podía ser.
-Bueno, -Chio se puso de pie- John y yo la buscamos por arriba, Sofi y el narigón pueden ayudarnos, y ustedes bajen.
Nadie encontró inconveniente, asique tome a mi hermana de la muñeca y la conduje a la planta baja. Al parecer, en ese momento que nos pasamos hablando, la música había aumentado su volumen y las personas se habían puesto a bailar.  Nos adentramos en la multitud y estaba bastante apretado. Además, las luces provenientes de la barra no me dejan ver del todo bien. Sentí que su mano se me resbalaba de los dedos y antes de que me diera cuenta, había perdido a mi hermana. Intenté volver y buscarla, pero me fue imposible. Probé abrirme paso bailando (y eso que mis dotes para esa actividad son escasas). Al final logré salir y terminé casi acostado sobre la reluciente madera de la barra. Me senté en una de las butacas altas y apoyé los codos en la mesa. Olivia me mataría por dejarla sola, pero lo único que ahora quería era un buen vaso de agua helada. Afuera era invierno, pero dentro parecía el desierto del Sahara.  
 Hice el pedido y el cantinero me depositó un vaso largo y de vidrio lleno de un líquido incoloro con dos hielitos. Me miró raro y murmuró algo parecido a “estás loco”. No le di importancia, yo no quería una resaca para el día siguiente.
Vi como sacaba una botella de debajo de la barra y le servía un vaso a la chica que se hallaba  a mi derecha. También era incoloro, pero estaba seguro que de eso no era agua. Me erguí en mi asiento para contemplarla. Tenía una linda figura, llevaba un vestido blanco ceñido al cuerpo y zapatillas en los pies. Me dio gracia la combinación. Cuando iba a hablarle, me concentré más en su rostro… y casi me caigo de la silla.
-¡Angie! –solté sin detenerme a pensarlo. Ella se dio media vuelta para quedar frente a frente. No podía verle los ojos porque el flequillo se los tapaba un poco. Y la luz no ayudaba en nada.
-¿Por qué conoces mi nombre?- tenía un acento bien marcado, como el de George, pero con voz de mujer. Esperen, no lo describí muy bien… ¡Ah, qué más da! el punto es que era lindo.
-Eh, lo siento. No debí empezar así-le extendí la mano, ella la tomó dudosa- Me llamo Paul, Paul McCartney. Hoy compartimos taxi, ¿Lo recuerdas?
-Oh, sí. El hombre protector que no me dejo pagar.
-Sí, ese soy yo.-dije poniendo una pose tonta con mis brazos, como si fuera Súperman. La muchacha sonrió- Cierto, antes de que lo olvide,-agregué desarmando la postura e introduciendo la mano en mi bolsillo y sacando a relucir el teléfono. Su cara adoptó una gran mueca de asombro. –te lo olvidaste en el coche.
-¡Dios mío! Muchas Gracias, creí que jamás volvería a verlo.
-Bueno, ya lo recuperaste- tomé su mano y puse el aparato sobre su palma. Sentí que un breve temblor la recorría. Le regalé una sonrisa. Entonces ella cambió abruptamente.
-Lo siento, debo irme. –se terminó de un sorbo su bebida y tomó su cartera.
-¡Agendé mi número por si te interesa! – le grité cuando ya estaba a unos cuantos metros de mí. Me quedé sonriendo como un tonto. Ohh, sí. Paul estaba de vuelta. No hubo respuesta por su parte.
-¡Paulie!- me sorprendí. Volteé a ver y me encontré con los ojos claros de Ringo.
-¿Qué?-pregunté algo embobado todavía.
-Esa era la amiga de Sofi.

2 comentarios:

  1. :DDDDD creo que voy a llorar ajklaskjaa re sensible la piba xD
    Aawwww yeeeeeaaaahh!!! Ringoo siiiiiiii waaheehooo x) masmasmasmasmassmamsmasmasmamsassasasas .__o'
    Cuéntanos maaaaaaaas <3
    Paul y Angie, Paul y Angie♪ x)

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  2. ayy yo iba a pedir a ringo y resulta que ya esta ocupado :(
    de todos modos, me encanta tu nove!

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