viernes, 17 de febrero de 2012

Capítulo 1 parte 2


-¡John! ¡Oh por Dios! ¿Qué haces aquí?
-Vivir... –reí ante su respuesta tan absurda. El mismo Lennon de siempre.
-Ya en serio, ¿Por qué has cruzado El Charco?-Me miró extraño, algo confundido quizás.
-Ah… Miranda, Miranda, mi pequeña y lenta Miranda-empezó a decir para ganar un poco de tiempo.
-John, no tienes idea de qué es “El Charco”, ¿Verdad?- Una sonrisa de complicidad asomó en su rostro de facciones extrañas, e hizo centellar sus ojos del color del chocolate.
-El océano, Lennon, el océano. ¿Qué haces en Norteamérica?
-¡Ah, eso! Por si te lo preguntabas, ya sé lo que significa, es solo que te estaba probando.-Lo miré mal, en serio me intrigabasaber qué hacía él en mi país- ¡Está bien! Mi banda y yo venimos de incógnito a pasar unos días aquí.
-¿Y una fiesta de Hollywood te parece lo más discreto del mundo?
-¡Claro que no! Estamos promocionando la consola.
-¿La qué? –pregunté confundida. Mi amigo pareció indignarse un poco.
-La consola… -me lo decía como si yo fuese una niña pequeña que tuviera una adivinanza por delante- ¡Por favor! ¡Es el aparato de la tarima!
-¿El chirimbolito ese? –los dos miramos hacia el centro del escenario.
-¡¿Chirimbolito, dices?! ¡¿Chirimbolito?! Me has ofendido, Kane. –y con aires de grandeza me dio la espalda. Yo comencé con un ataque de risa que no llegaba ni a respirar. Entonces, él me espió un poquito por sobre el hombro y una cálida sonrisa se pintó en su rostro.
-Extrañaba verte sonreír.
-Lo hago todo el tiempo-lo frené haciéndome la desentendida. Incuso agregué un tono de molestia  a mi voz.
-No, no lo hacías de verdad, como ahora.-Nos quedamos mirándonos un rato en silencio. Como si alguien le hubiera dado play a una película, los momentos que habíamos vivido juntos se pasaron frente a mis ojos.
John me conocía desde pequeña, él sabía mi verdadero nombre, pero de todas formas me decía Miranda. Nos conocíamos porque nuestras abuelas eran muy amigas. Nuestras madres también… o por lo menos antes de que la mía falleciera (en ese entonces, solo habían pasado cuatro meses) unos meses antes que la suya, ese hecho nos unió aún más. Todos los veranos me la pasaba en Londres con mis padres, los parientes y John y sus tíos Mimi y George. Lennon y yo no teníamos la misma edad, pero siempre nos llevábamos de maravilla. Hacía casi tres años que no lo veía. Cuando mi carrera de actriz comenzó a destacar, los viajes familiares cesaron. No podía trasladarme tanto sin que todo el planeta se enterase, así que me vi obligada a desistir.  Y esa fue de las cosas que más me frustró. No tener vida íntima estaba destrozándome por dentro. Al principio me gustaba tanta atención, pero no duró más que las primeras semanas. Salió el primer rumor fuerte sobre mí. De mal gusto, claro está. Algo sobre que había derrochado millones en un bar. Intenté soportarlo… y comenzaron las cartas de odio y amenazas. Entonces mi madre estuvo conmigo, pero ahora…
-¡Miranda! ¿Te encuentras bien?
John continuaba sentado a mi lado, me pasaba una mano por delante de la cara a ver si reaccionaba.
-¿Qué? Ehh, si, si. Estoy bien.
-Entonces… ¿Te parece?
-¿Qué cosa?- la música fuerte de electrónica comenzó a sonar de nuevo.
-Conocer a los grandes, hermosos y admirables Beatles, si te parece bien. –repitió. Me miraba algo molesto por haberlo ignorado quien sabe cuánto tiempo, pero no lo dijo en voz alta, gesto que le agradecí.
-Mmm, ¿No llamará un poco la atención si me voy con ustedes?-Ya sé lo que están pensando, cómo me negaba a semejante proposición, pero mi cerebro estaba acostumbrado a pensar de forma que evitase a los paparazis lo máximo posible.
-No hay problema, somos famosos que conocen a famosos-me sonrió para infundirme confianza- Además, no serías capaz de perderte una noche con el Gran John Lennon.
-La fama se te subió a la cabeza, pequeño.- Ambos comenzamos a reír. Después nos levantamos y John me dirigió a la parte de atrás del salón, donde se encontraban tres chicos sentados a una mesa y un hombre...

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