domingo, 26 de febrero de 2012

Capítulo 17

Presente, Estados Unidos.

-Ehh, sí, encantado. –sonrió de oreja a oreja- ¿Cómo que no? –luego devolvió su atención al chico del mostrador-¿Tienen mesa para dos?
-Por supuesto.

Al final nos concedieron un lugar algo apartado, en el rincón más lejano a la puerta o las ventanas. -¿Qué diría el mundo, si me viera abrazando a John y algunos días después, almorzando con Paul?- Todo en el restaurante era de vivos colores y los del fuego predominaban, aunque también se mezclaban con un verde vivo.
Paul tomó uno de los menús y se dedicó a mirarlo un rato largo. Por mi parte, me había puesto a observar su rostro. A medida que leía, hacía muecas extrañas; arrugaba las cejas, fruncía los labios. Un par de veces levantó el brazo para rascarse la cabeza, consternado.
-¿Hay algún problema? –le pregunté. El muchacho se sobresaltó, como si hubiera olvidado que yo estaba allí. Luego soltó la carta y suspiró.
-No entiendo nada de lo que dice, está en español. –lo miré fija, conteniendo la carcajada- si por lo menos George estuviera aquí…-agrego de manera teatral, exagerada.
-¿Él sabe hablar español?
-Sí. No. Bueno, algo así. Por lo menos sabe leer los menús. –se quedó pensativo- o tal vez tiene que ver con comida, Harrison sería capaz de leer mandarín hasta por un trozo de queso.
Me reí ante la ocurrencia.
-Paul-lo paré antes de que pudiera continuar, pues había tomado aire- dudo que George aparezca milagrosamente, asique… ¿Por qué no le damos la vuelta al menú y leemos el que está en inglés?
El muchacho se irguió de pronto y sus mejillas se pusieron algo coloradas.
-Sí, esa era mi segunda opción. –miró el techo como si allí estuvieran escritas sus siguientes palabras- y además, solo para que lo sepas, te estaba probando. Siempre estuve al tanto de la parte en inglés. –volví a reír y enarqué una ceja. -¿Qué?
-Pasas demasiado tiempo con John. Se te ha contagiado su incapacidad para mentir. –entonces fue Paul el de la carcajada. Dio vuelta el menú y se puso a leer en voz alta. Al finalizar, los dos hablamos al mismo tiempo.
-Tacos. –luego reímos otra vez.
-¿Para qué tanto lío si ya sabías que querías tacos?-inquirí con la respiración algo alterada.
-Tal vez tú querías otra cosa. –se encogió de hombros- ya sabes, las damas primero.
-Pero qué caballeroso. –le dije, en broma.
-Y con orgullo. –Luego me regaló una sonrisa. Agradecí internamente los años de actuación que tenía encima, así no sería posible que él notara lo acelerado que estaba mi corazón o las mariposas que se habían colado en mi estómago. Dos hoyuelos se formaron en sus mejillas, algo que sucedía a veces cuando sonreía.
-Eso no vale-dije casi sin pensar. Para mi desgracia, me había oído.
-¿Qué cosa?
-Que se te formen hoyuelos, es trampa.
-¿Trampa?-preguntó más extrañado todavía, pero sin quitar la sonrisa de su rostro.
-A mí jamás se me formaron.
-¿Me estás diciendo que envidias mis hoyuelos?-fue su turno de enarcar una ceja y el mío de colorarme. Justo en ese momento vino el mozo a tomar nuestro pedidos, se puede decir que fui salvada por la campana… o el mexicano.
-¿Paul?-lo llamé luego de unos minutos en silencio. El asintió con la cabeza. - ¿Crees que alguno de ustedes podría salir con una beatlemaníaca? –él me miró sorprendido.
-Sí, por supuesto.-respondió sin titubear.
-Me alegro de oírlo.
-Dime, si no te molesta que pregunte, ¿Por qué?
-Oh, es solo que una amiga mía se muere por el baterista, quería saber si tenía oportunidad.
-Espera, ¿Amiga tuya?
-Sí, es lo que acabo de decir. ¿Pero eso que tiene que ver…
-¿Estamos hablando de lo que yo creo que estamos hablando?-me cortó.
-Sí. ¿Debo suponer que sabes a quién me refiero?
-¿Sofia?
-Prefiere Sofi, pero sí. –Paul abrió los ojos como platos.
-¿Ella es beatlemaníaca?- Dijo, yo lo miré incrédula.
-¡Claro que sí!-dije riendo, era imposible que lo haya pasado por alto.- ¡Estabas ahí cuando ella se desmayó!    
-¿Y eso se relaciona con ser fan porque…-dejó la pregunta en el aire para que yo la respondiera.
-Ringo y tú le sonrieron al mismo tiempo, y a la pobre le fallaron las rodillas.
-Ohh. –de repente se puso pensativo, colocó una mano en su barbilla- Esto cambia mucho las cosas.
-¿Por qué? ¿Es malo que sea una fanática? –Volvió a mirarme sorprendido.
-¡No! Todo lo contrario, mi pequeño duendesillo narigón se pondrá muy contento.
-¿Tu qué? –Paul comenzó a reír otra vez.
-Lo siento, es que a veces acostumbro a llamarlo así, ya sabes, por su estatura. –Eso me causó mucha gracia, a que clase de loco se le ocurriría ese apodo, solamente al lunático de Lennon, y por qué no, también a Paul.- En fin, creo que nos enredamos con la conversaciónDeduzco que te interesa saber si a Ringo le atrae Sofi.
-Eres muy observador-dije con un tono de sarcasmo, pero sonriendo- Correcto. ¿Tiene alguna posibilidad?
-Miles. Hace rato que no lo veía tan nervioso por una chica. –“Bien, ¡Punto para Sofi!” pensé en mi interior- Lástima que no pudieran venir.
-¿Qué?-esa parte me la había perdido.
De pronto recordé al chico del mostrador preguntándome por siete personas. Até cabos. The Beatles, cuarto. Marye y yo -porque no se me ocurría otro alguien-, seis. Solo faltaba alguien, que bien podría ser Sofi si el baterista la había invitado. ¿Por qué demonios no me había dicho entonces?
-¿Miranda?-lo siguiente que supe fue que Paul intentaba captar mi atención.
-Perdón. Me distraje.
-Eso seguro.-comentó él. Le fruncí el entrecejo. Paul sonrió- te ves tierna cuando te haces la enfadada. –lo dijo como un comentario al aire, obviamente no premeditado. Estuvo a punto de retractarse, pero no lo dejé.
-Gracias, te ves tierno cuando dices cosas que no querías decir. –Paul sonrió de lado, extrañamente complacido de que hubiese adivinado sus pensamientos.–Tengo curiosidad.
-Satisfácela. –dijo haciendo un movimiento con la mano que indicaba algo como “acércate”.
-¿La reserva era para ocho personas?
-Sí. Tú, Marianne, Sofi y nosotros. –así que sí habían invitado a mi amiga. Decidí que sería mejor dejarlo para después. Había otra cuestión que me intrigaba.
-¿Qué pasa con George ahora que conoció a Mary? –las palabras del día anterior en la playa regresaron a mi mente. “Si tienes la oportunidad, ¿Me prometes que preguntarás que opina él sobre mí?”. Paul no pareció disgustado con el cambio de tema.
-Es el hombre más feliz sobre la faz de la tierra. –zanjó.–No para de repetirlo.–nos miramos y reímos.–Espero que ella no le rompa el corazón. De verdad está muy emocionado.
-Yo también lo espero. De todas formas, a él debe de irle genial con las chicas.
-En realidad… no tanto.
-¡¿Cómo?!-me sorprendí.-pero él es tan…-me mordí la lengua. No tendría que haber comenzado esa frase. Paul me miró de reojo. Con sus ojos color miel fijos en mí.
-¿Tan qué?
-Emm- sentí que la sangre subía corriendo a mis mejillas- sexy.
No me malentiendan, pero de lo poco que los conocía antes; eso de verlos en alguna revista o en las tapas de los discos de vinilo que adornaban las paredes del cuarto de Sofi, George siempre me había llamado la atención. Paul cambió la cara. ¿Qué era eso que se reflejaba en sus ojos? ¿Celos?
-¿Qué tienen las mujeres famosas y seductoras de aquí con él? –preguntó molesto. Y una vez más, su pregunta fue formulada como si yo no estuviera presente.
-¿Me estás llamando mujer famosa y seductora?-inquirí.
En ese momento llegó el mozo con la comida. ¡Pero que oportuno este mexicano! 

2 comentarios:

  1. U-U somos inoportunos los mexicanos! hahahahahahahahahahahahaha GEORGE ES SEXY OH SI (H) hahahahaha! XDDDDDDD hahahaha & era un tragón de lo peor! c: hahaha amo tu fic *-* me gusta mucho mucho mucho :D

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  2. *OOOO* está emocionado de conocerme ñajfñlflkdjfaf que emocion *u*
    Demoras mucho en publicar u.ú visito casa 3 minutos el fic y nunca hay nada :cc
    debo confesar que tambien visito demasiado tu Tumblr e.é
    sldfsñlfñdsfldsf mostaza (? me encanta :D
    Tu fic, no la mostaza.

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