Presente, Estados Unidos.
Y se habían ido… Su avión salió en el primer vuelo de la mañana, cuando todavía me encontraba durmiendo.
Abrí los ojos con un nudo en la garganta. Un día normal esperaba por mí. Me desperecé todo el tiempo que me dio la gana y acabé sentada mirando la habitación con los ojos achinados. Me los restregué un poco y volví a tumbarme sobre el colchón. Tomé la manta y me la subí hasta la barbilla. Había sido un patético intento por levantarme. Cerré los párpados dispuesta a disfrutar de otro rato sin sensaciones, sin mi propio cerebro maquinando a cada segundo.
Ni siquiera se completó el minuto; la alarma se había encendido con ese chirrido insoportable y característico. Me giré y la apagué con el puño, pues estaba sobre la mesita de luz. Eran las siete de la mañana. Pensé con pesar que debía bañarme y estar lista en una hora, ya que Monique, mi agente, pasaría por mí.
Me levanté muy despacio y me dirigí al baño todavía más lento. Aún llevaba puesta la bikini del día anterior y me resultaba extraño estar en la Casa Antigua, pero así era. De pronto la ventana se abrió con un golpe seco, dejando entrar una ráfaga de viento frío. Me estremecí ante el contacto con el aire, pero eso hizo que fijara mi vista en el paisaje.
Todo estaba gris. Al parecer unas nubes densas habían decido cubrir el sol. Me sorprendió lo mucho que puede cambiar la temperatura en una noche. Digo, ayer mismo estaba metida en la piscina besando a Paul y… NO. No podía pensar en eso ahora, no quería hacerlo. Debía mantenerme optimista y feliz, ese día tenía una entrevista importante sobre me última película. – ¿Recuerdan el principio? ¿El film que “todos los adolecentes estaban esperando”?- Sin embargo, no podía hacer otra cosa que repetir en mi mente una y otra vez aquel momento. Ese preciso instante en que nuestros labios se conectaron. Nunca me había sentido así besando a alguien, tan viva, tan relajada… tan feliz. Había sido mejor que cualquier escena de película alguna –y eso que lo había hecho muchas veces, más de las que me gustaría- mejor que un apasionado beso al atardecer, en medio del campo; mejor que un juego interminable tendidos en la arena; mejor que en un balcón con la Torre Eiffel de fondo…
Un simple roce de labios, en mi pileta, con la luna y las estrellas como testigos. Nuestros amigos dejándonos solos, pero observando en cierta manera. Un beso tierno, corto y sobretodo, real.
Sacudí la cabeza para despejarme. Apresurada me dirigí al baño y abrí el agua caliente lo más rápido que pude. Tanto me había quedado fantaseando que la piel se me había puesto en carne de gallina. Solté un suspiro cuando las gotas de agua caliente alcanzaron mi cuerpo. Me quité el traje de baño y lo enjuagué un poco, para quitarle el exceso de cloro. Continué disfrutando por un largo rato…
Cuando terminé, tomé una toalla y me sequé el cuerpo, salí del baño y me dirigí al armario para escoger algo que ponerme. Me decidí por un vestido negro de mangas largas, pero corto. Era de una tela bastante abrigada ya que el día pintaba feo. Lo acompañé con unos botines de cuero de unos ocho centímetros y me coloqué un collar largo como toque final.
Bajé las escaleras, le dí los buenos días a Phil (el cuidador) y desayuné. No había rastro de la mini-fiesta de la noche anterior. Sabía que John y Sofi los habían convencido de ir por un café y luego volver al hotel. No tenía idea si Paul o alguien más había preguntado por mí, pero nadie había subido a verme, así que supuse que los chicos inventaron una buena escusa.
Acabé mi café con tostadas, regresé arriba y me lavé los dientes, maquillé y escogí una chaqueta roja de cuero para levantar un poco el look. Me venía muy bien esto de tener un armario casi tan sustancioso como el de casa. Con mi pelo simplemente hice un rodete. Luego se encargarían de él en el set de la entrevista.
Hasta hace poco, mamá solía maquillarme para cualquier evento. Esa profesión era su placer escondido, por ello nunca había tenido que preocuparme porque otra persona se acercara tanto a mi rostro. Desde su muerte lo hacía yo sola. Ella me había enseñado todo lo que había que saber, porque a mí también me gustaba mucho, pero como hobbie. Hoy en día la gente lo encontraba curioso y, en general, lo apoyaba. Entonces, en situaciones como esta, solo se encargaban de mi cabello y vestuario.
Sentí que llamaban a la puerta. El timbre de la casa resonaba a lo largo y ancho de la mansión. También escuche que Phil la abría y saludaba a Monique con cordialidad. Siempre me había llamado la atención que ambos estuvieran solteros, y a pesar de que él fuera mucho mayor, albergaba la esperanza de que acabasen juntos.
Bajé apresurada las escaleras y los tacos de mis zapatos repiquetearon contra los escalones. Por un momento extrañé las zapatillas que había utilizado el día anterior.
-Hola Mon.–la saludé alegremente cuando nos encontramos, utilizando un tono de voz que no representaba lo que sentía por dentro.
-Buenos días, Miranda. –Correspondió.- ¿Estás lista?
Di una vuelta sobre mi misma para que ambos pudieran apreciar mi look. Los dos soltaron una pequeña carcajada. En ese mismo instante caí en la cuenta de que eran lo más parecido a una familia que tenía en Estados Unidos. También estaba la mamá de Sofia, pero me hacía acordar tanto a la mía propia que todavía me dolía pasar tiempo con ella.
-¿Nos vamos? –pregunté. La entrevista era a las nueve y teníamos como una hora de viaje.
-En seguida, cariño.
-Adios, Phil.-me despedí de él y me acerqué para depositar un beso en su mejilla. El hombre era siempre muy correcto y reservado, y supongo que logré sorprenderlo, pero no se quejó en lo absoluto.
Monique le dio la mano y luego nos fuimos a la limusina.
El hombre que me entrevistaba era muy simpático. No paraba de bromear y se veía que disfrutaba de lo que estaba haciendo. Pensé que tal vez John sería así cuando envejeciera, con apariencia de anciano, pero con alma de niño.
-Y dinos, Miranda. ¿En qué fecha se estrenará la película?
-Está prevista para el próximo 16 de Julio. –respondí con una sonrisa. Admito que no era del todo verdadera, pero tal vez un poco.
-Todavía falta mucho para esa fecha. ¿Tienes algún otro proyecto antes de ello?
-En realidad no. Estoy dedicándome de lleno a promocionar al film. – Aproveché ese momento para tomar un poco de agua del vaso que descansaba sobre la mesa. Estábamos sentados en un living muy acogedor. En frente nuestro había diversas cámaras y equipos, se trataba de un programa en vivo.
-Eso está muy bien.–el conductor era algo… viejo, así que se sentía bien conversar con él, sin que me acose a preguntas como otros tipos.- Ya que estás para eso… ¿Por qué no nos cuentas un poco la trama de la película?
-Encantada. –dije, siempre sonriente y dispuesta. – Mi personaje se llama Lenna, y es una chica británica que viene a nuestro país para probar suerte en el teatro.
-Eso suena muy interesante. –me animó él. Realmente parecía interesado. -¿Puedes contarnos más? –fingí una mueca de dolor.
-Me temo que no es posible- negué- habrá que esperar un poco más de tiempo.
-Lo acepto, estamos al aire. Luego me cuentas a mi solito-Con lo último me guiñó un ojo. Todos los presentes dejaron escapar una sonrisa, incluso yo. –Debo decirte que algo en tu breve sinopsis ha llamado mi atención.–asentí como para darle ánimos a que continuara. - ¿Por qué crees que te han elegido para interpretar un papel extranjero? ¿Eres lo que se dice, a britsh girl?
Me contuve, estaba a punto de soltar que, de hecho, yo había nacido en Inglaterra, pero recordé a tiempo que Miranda Kane era de Nueva York.
-En realidad- aclaré- la tonada me sale muy bien.
-¿Es eso cierto?–siguió cuestionando él, curioso. Yo largué una carcajada y asentí con la cabeza, divertida.
-¡Por supuesto!- dejé escapar esas palabras como si estuviera indignada, aunque permitiendo que se note que simplemente bromeaba. Además les apliqué la típica habla inglés, para dejar las cosas bien en claro. ¿Cómo no podría hacerlo, si me había pasado los últimos días rodeada de chicos de allá?
Todos en el estudio soltaron una carcajada.
-¿Quién ha sido tan buen profesor? – no iba a contestar “The Beatles”, por lo que dije lo primero que se me vino a la mente.
-Mi padre es de allá- ante la respuesta, el hombre se mostró sorprendido, pero asintió dándome la razón. Eso me hizo pensar que ya habían pasado varios días desde que había hablado con Greg la última vez. Me hice una nota mental para llamarlo luego.
-¿Puedes darnos otra representación?
-¿Puedes darnos otra representación? –repetí sus palabras con el acento grave y bien marcado que había aprendido a hacer. De todas las voces de los chicos, la de George era la que más había llamado mi atención (en lo que se refiera a acentos, eso está muy claro). Tan solo había decido copiarle un poco en versión femenina y tomarlo como maestro, aunque él no estuviera enterado.
El hombre me aplaudió mirándome encantado.
-Bueno, Miranda Kane, ha sido un gusto para este viejo conocer tan maravillosa jovencita.
-El placer fue todo mío.- y no mentía, al final sí me la había pasado bien.
:________ Se fueron asi como asi :__ Mientras que lo leía trate de hacer el acento ingles (Si claro... Por que soy tan inglesa como las empanadas xD) Y me reí sola.
ResponderEliminarQue lindo capitulo :D
Hola!! Soy nueva en tu fic :3 ME ENCANTA! :D
ResponderEliminarEsta genial y escribis recontra bien! ^^
Poooor favooor Subi pronto el otro cap que ya no aguanto la intriga :P
Lo amé ^^
Ah si queres pasdarte por mi fic...se llama Here, there and everywhere ^^ ... hace poquito la empeze asique si queres despues pasate y echale una ojeada ;)
Besos! :D