Un año y medio en el futuro, Londres.
-De acuerdo. ¿Estaría bien si te llamo luego?
-Siempre y cuando seas Paul. –Sonreí de costado con el comentario.
Me abrió la puerta y salí al pasillo. Después me metí en el ascensor.
Llegar hasta el departamento me había costado muchísimo. Había cantidad de paparazis, todos haciendo preguntas sobre mi hermana y si aprobaba o no, su relación. También hubo alguno que otro inteligente que me preguntó sobre esta tarde, pero yo era lo bastante sensato como para no responder nada.
Una vez que estuve en la entrada de mi hogar, escuché una risa del otro lado de la puerta y titubeé un par de segundos antes de abrirla con mi llave. No era de John, Olivia o algún otro conocido que quizás pasara por allí, así que tuve que achacarla a Michael Jagger, el nuevo novio de… de… de mi hermana. -¡Hasta pronunciar las palabras en mi mente me era complicado!- Pegué mi oído a la madera para escuchar de qué iba la conversación. Algo sobre el último juego del equipo de baseball, los “Yankees”. Al parecer este tipo sabía mucho sobre el tema. Y eso jugaba en mi contra. Nunca me habían interesado demasiado los deportes, excepto, quizás, el fútbol; en cambio Olivia era todo una experta. Con razón le había gustado…
Decidí dejar de espiar como un estúpido e ingresar. Después de todo era mi casa. Podía echarlo si tenía ganas… ¿Verdad?
-Hola cariño.-me saludó John, contento de verme, al parecer. Todos tenían rastros de risas en sus caras, así como las mejillas coloradas o la respiración algo agitada.
- Hola- respondí lo más alegre que pude.
Se encontraban parados en el medio de la sala. Olivia se apoya contra el respaldo del sillón mientras Jagger y Johny permanecían de pie. Entre los tres formaban un pequeño círculo. Pasé apropósito por en medio y fui a sentarme junto a mi hermana, deslizando un brazo por sus hombros en un gesto protector. Luego miré al primero, desafiante.
En seguida mi hermana y John comenzaron a reírse, mientras Jagger se metía las manos en los bolsillos y trataba de mirar a otro lado para no caer también.
-¿Puedo saber de su bromita privada? –pregunté con ironía. Ya me estaban sacando de quicio estos tres, y yo que había llegado feliz de la vida gracias a Angie.
-Seguro.-contestó Olivia, una vez que se había calmado.- pero no creo que te agrade. –advirtió después.
-No lo sabré hasta que me lo digas. –repliqué.
-Es solo que ambos dijeron que te pondrías celoso al llegar.-dijo Jagger con simpleza. –Yo creo que también me pondría así si tuviera una hermana pequeña.
¡Mierda! Encima era buena persona… esto estaba muy mal. No podía odiar a alguien que me salvara de las bromas de John y Olivia. Entonces mi hermana se separó de mí y se fue junto a él como si se tratara de la fuerza de atracción de los imanes. Lo miró desde abajo y le dijo algo así como: “¡Que tierno eres, Mick!” ¡Puaj!
-Me encanta todo lo que me has extrañado en estos días.–hablé sarcásticamente.
Olivia se giró y me sacó la lengua, pero luego se acercó a mí y me abrazó. Dejé que me apretujara todo lo que quisiera, si bien jamás lo admitiría en voz alta, de veras la echaba de menos.
-Paul- anunció con una sonrisa en el rostro- Te presento a mi novio, Mick.
El muchacho me extendió la mano. Era castaño, mucho más alto que yo. Pero sus ojos eran celestes y su cabello era más corto que el mío. Yo ganaba.-sé que parezco un poco afeminado con esa comparación, pero no se lo tomen a mal, debía sentirme “superior” si quería manejar la situación- Estiré también mi brazo y sonreí cordial, pero apliqué un poco más de fuerza de la que hubiera debido. Solo por si acaso.
-Bueno, ahora que todos nos conocemos- comenzó John, dejando un poco en ridículo nuestro saludo cordial, de repente se me ocurrió que él tenía cuatro hermanas menores. ¡Madre mía!- ¿Quién quiere comida china?
-¡Yo! – admito que eso me salió de adentro, pero es que de verdad estaba muerto de hambre; no comía nada desde el almuerzo, Angie y yo estuvimos algo… entretenidos con otras cosas. Solté la mano de Jagger antes de que se volviera aún más embarazoso.
-¿Te gusta? –le pregunto mi hermana a su… su… su novio. –es cansador hacer eso tan seguido, asique ustedes solo imagínenselo cada que me refiera a él de esa forma-
-Cualquier cosa esta bien, con tal de comer un poco. - ¡Vamos, por favor! ¿Quién es tan humilde?
-Ayudaré a John.- Me excusé para salir de allí, ya no lo soportaba.
Encontré a mi amigo en la cocina, justo terminaba de colgar el teléfono. Se giró para verme, pues estaba de espaldas. Entonces me miró más cuidadosamente.
-Paul, ¿Qué tienes puesto? –preguntó comenzando a reírse. ¡Había olvidado por completo los zapatos de gamuza y la camisa de franela! Miré hacia abajo horrorizado y eso fue suficiente para que estallara la carcajada.
Al final no tuve más remedio que reírme también yo, aunque todavía me daba vergüenza pensar en el señor Angie y la situación en la que nos conocimos.
-Mi ropa se mojó con la lluvia- me expliqué.
-¿Y quién te ha dado la nueva?
-Una amiga- no quería contar nada aún, lo sentía demasiado irreal como para hablar de ello- ¿Cómo está Chio? – John titubeó un momento, al final decidió dejármelo pasar. Eso me gustaba de él, sabía respetar los espacios.
-De maravilla. Vino hoy a casa, ya sabes, para el almuerzo.
-Grandioso-respondí. Si lo pensaba bien, ella querría saber cómo habían resultado las cosas, después de todo nada hubiera sido posible sin su ayuda. La llamaría más tarde, no tenía muchas ganas de compartirlo, pero se lo debía.
-¡Muchachos!-Llamó Olivia desde la otra sala- ¡Preparen la mesa!
John y yo obedecimos al instante, era un poco notorio quién mandaba cuando mi hermana venía de vista… ella. En mi defensa, mi amigo y yo éramos demasiado buenos, y la dejábamos hacer de mamá de vez en cuando. Además era mujer, ellas siempre tienen todo limpio u ordenado, y no era exactamente lo que predominaba en nuestro departamento.
Cuando crucé el umbral con los platos en las manos, los encontré observando una de las fotografías de la pared. ¡JA! De seguro él no tenía semejantes imágenes en su casa… ¿O sí? No, Olivia no le había regalado eso. Teníamos estrictamente acordado que solo yo podía adornar mi casa con sus obras. << ¡Por Dios, Paul! ¡Deja ya la paranoia! >>, Me reté a mí mismo. Durante un momento me imaginé lo que mi hermanita debía soportar cada vez que tenía pareja, y me sentí culpable. Sin embargo, no tardé nada en desechar ese pensamiento, yo era su hermano mayor, estaba en todo mi derecho.
Paul es un celosín! xD Pobre la hermana ajajajaj
ResponderEliminarY John siempre poniendo el hombro a la situación xD
Espero el próximo c:
Mi novio es Mick Jagger *O*
ResponderEliminarJAJAJAJ me causan los celos de Paulie :B