Un año y medio en el futuro, Londres.
Un pitido se escuchaba a lo lejos, me resultaba desconcertante y verdaderamente molesto. Me revolví inquieto en la cama, deseando con todo mi ser que se detuviera, pero no lo hacía. ¿Por qué?
-¡McCartney! ¡Atiende el maldito teléfono! - la voz de John me trajo a la realidad, me levanté de un salto y comencé a revolver la ropa que había a los pies de mi cama. Di con mi pantalón hecho un manojo de nervios y todavía dormido. Saqué el aparato del bolsillo y presioné la tecla verde. Solté un suspiro. ¡Al fin!
-¿Hola? -dije, preguntándome quién sería capaz de llamar a estas horas de la mañana.
-¡Paulie!
-¿Chio? -esto se ponía cada vez más extraño. ¿Cuál era la razón de que ella se comunicara conmigo? Tenía entendido que estaba quedándose en casa de unos parientes, a varios kilómetros de la ciudad de Londres, a donde habíamos arribado el día anterior.
-¡Sí, tonto! ¿Quién más se tomaría el atrevimiento de despertarlos?- continuó divertida, ella sabía que si me llamaba corría el riesgo de despertar a John, que justo se había quedado dormido en mi habitación anoche. Noté que había cierta exaltación en su voz.
-¿Y bien? -la apuré- ¿Qué es eso tan importante?
-¡Regresé a la capital!
-¡Yupi! -comenté sarcástico-Podrías haber molestado a Lennon por esa clase cosas. -agregué, tumbándome nuevamente en el colchón.
-¡No lo entiendes! ¡Angie está aquí! -volví a sentarme bruscamente.
-¿Aquí en Londres?
-¡Sí! ¿Dónde más?- respondió ella imitando mi tono. Quité las sábanas que todavía tapaban mis piernas, hice un gesto de victoria con mi brazo.
-Perfecto. ¿Cuál es el plan? - se oyó un inesperado silencio del otro lado- ¿Chio?
-¡Se suponía que tú lo tenías!
-Digamos que... la fase uno. Ya sabes, que la conocieras en esa ciudad y te hicieras su amiga. ¿Funcionó?
-Creo.
-¡¿Cómo que "creo"?! ¡Con eso no me alcanza!
-Hey, no te pongas en exigente que hasta ahora fui yo la que estuvo haciendo el trabajo. -me mordí el labio para no contestar la provocación-Fui unas cuantas veces a su casa porque mis tíos y su padre son amigos. Nos llevamos bien, tengo su número.
-¡Brillante! -paseé la mirada por la habitación hasta posarla en la alarma reloj que descansaba sobre el escritorio, eran las nueve y media de la mañana- ¿Crees que podrías invitarla a desayunar?
-Sí, pero eso qué... Espera, ¿Hoy?
-Exacto. Tú dile que se encontrarán en ese Sturbucks a unas calles de la estación, 10:30. - Puntualicé. Chio lucía un poco perdida, pero yo ya tenía todo acomodado como para seguir gastando tiempo. -Ah, sí, y lo más importante, no se te ocurra aparecer.
-Pero Paul, yo...
-Llámala- luego de esa palabra, corté la conversación. Supe que intentaría ahorcarme la próxima vez que la viera, pero debía darme prisa.
Me levanté de la cama y me dirigí a la puerta, desde allí se podía apreciar el cuerpo enroscado de John durmiendo en un sillón que tenía contra la pared. Retrocedí unos cuantos pasos y hurgué en el escritorio por lápiz y papel. Cuando al fin di con ellos, le dejé escrito un mensaje de que no me esperara para almorzar, y lo pegué en la puerta. Así sería lo primero que vería al despertar.
Abandoné la habitación y me dirigí al baño para ducharme. Después de secarme me puse un poco de ropa, salí al living y tomé mis llaves. Antes de irme, me coloqué un gorro gris y un par de lentes negros. Sabía que los reporteros esperarían por alguno de los dos en la entrada, asique me escabullí por la puerta de servicio.
Observé mi reloj, las diez en punto. Debía darme prisa si no quería llegar tarde. Divisé la parada de colectivos un poco más adelante. Por la calle contraria se acercaba uno. Eché a correr desesperado, era mi única oportunidad. El viento me pegaba frío en el rostro y amenazaba con arrancar el gorro de mi cabeza. Lo sujeté con una mano y aceleré el paso. El autobús ya había estacionado y abría sus puertas. Solo un poco más...
Choqué contra algo, no supe bien qué, calculé que alguna persona. Me puse de pie rápidamente mientras gritaba un "¡Disculpas!" al aire. Acorté la distancia con algunas zancadas, pero cuando llegué, las puertas estaban cerradas. Me acerqué a la ventanilla y comencé a golpearla con el puño.
-¡Vamos! ¡Por favor! -le grité al conductor. No tendría tanta suerte hasta dentro de una hora, mínimo. Y si había algo que quería hacer, era conocer a Angie. El tipo se lo pensó un momento. Gracias al cielo, decidió dejarme entrar.
WOW! XD ESPERO EL PRÓXIMO XD
ResponderEliminarMe encantó! ya quiero el siguiente!! e.e
ResponderEliminarAdndksjdhakdha y he vuelto a salir! :D es tan divertido aparecer xD perdón por no haber comentado antes esqe el ajdhajfgaj blog no me avisa cuando suben!!!!! En fin, sube pronto pq estaré monitoreando el área (?) sube pronto y no dejes de leer mi fic pq lloro :D
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