Presente, Estados Unidos.
-¿Quieres salir conmigo, Miranda Kane?-Preguntó. Obviamente había intentado parecer relajado al hacerlo, pero instintivamente descubrí que no era así, que estaba tan nervioso como yo.
-Claro que sí, Paul James McCartney.
Y después me obligué a respirar.
El tiempo pasaba rápido, demasiado para ser sincera. Paul realmente había logrado un cambio en mi vida, pero no estaba segura si era completamente bueno. ¿Saben lo difícil que es mantener una relación a larga distancia? Nosotros teníamos un océano en medio, y eso sin contar que casi nada podía mantenerse en la intimidad. The Beatles era definitivamente la banda del momento; imagínense que dos de sus integrantes salían, nada más y nada menos, que con Marianne Johnson –sí, también lo habían conseguido- y Miranda Kane. Incluso los fanáticos nos habían puesto apodos. “Georry” para ellos, en tanto nosotros éramos “McKane”.
Particularmente no me gustaba que se hicieran conocidos por ser “los novios de”, pero Paul continuaba asegurándome que estaba bien, un poco de ayuda en el mundo de la fama no podría venirles mal. No obstante, veía su cara de cansado cuando hablábamos por Skype, o sentía su voz algo frustrada por el teléfono. Para ellos, -en especial él y George- no debía ser nada fácil tener tantas personas chismosas de sopetón, siguiéndoles a todas partes y haciéndoles preguntas incómodas.
Por otro lado… a mí estaban volviéndome loca. Con todo el trabajo de la película, ya era bastante, y ahora tenía que aguantar preguntas idiotas sobre Paul también. ¿Es que no podían dejármelo solo para mí? ¿Al menos él?...
Otro problema era que me moría de ganas de verlo, de pasar el tiempo con él… de besarlo. No puedo creer que me haya vuelto tan necesitada y depresiva, pero después de dos meses y algo más, todo lo que hacía era pensar en Londres. En mi padre, en mi infancia, en Johnny-mi mejor amigo- y en Paul. Por sobretodo en Paul.
Debíamos ser la única pareja de diecisiete años que apenas sí nos habíamos besado, y sin embargo manteníamos una “relación”. Admito que si había un lado bueno, era ese. Dado que lo único que podíamos hacer era charlar, ya nos conocíamos a fondo; o casi, porque él seguía sin saber quién era yo en realidad. Al menos podía sentirme segura con Paul, no sabía qué esperar de él cuando lo había conocido, pero ahora puedo decir que es mucho más de lo que siempre hubiera deseado.
Levanté la vista de mis manos y la dirigí a la ventana. En esos momentos el paisaje era muy lindo y peculiar. Me encontraba en New York, había viajado allí por motivos de trabajo –promocionar la película- y Monique, mi representante, se hallaba allí conmigo. Las dos íbamos en la limusina camino a una entrevista.
-¿En qué piensas? –preguntó ella con tono suave, seguramente notando mi cara de reflexión. Negué con la cabeza y suspiré, posando mi mirada en su rostro.
-En todo… en nada. ¿Acaso es posible?- la mujer sonrió afectuosamente y asintió con la cabeza.
-Suele ser muy normal cuanto tu vida es tan agitada.–me respondió- ¿Alguna cosa en particular? – no sé que fue, si el tono de su voz o la posición de sus cejas, pero logró que me sonrojara.- ¿En Paul? – Curioseó con picardía. Yo asentí tímidamente una vez, de pronto me sentía como una niña pequeña. Mon palmeó las manos, emocionada.- ¡Ese chico es adorable! ¡Me alegro mucho por ti, Randi! – Solté una risa un tanto desganada, supongo que algún día iba a tener que acostumbrarme al apodo, por mucho que lo detestara.
-No es para tanto.–traté de quitarle importancia.
-¡Claro que sí! –me contradijo. Yo la observé extrañada. -¡Es tu primer amor!
-¡No lo es!- corregí, más que nada a la defensiva. – He salido con muchísimos chicos. –y no mentía. Por las películas o las fiestas, de verdad he tenido bastantes novios.
-Pero a ti te gusta Paul, no puedes decir que es igual a los anteriores.- de pronto sentí la garganta seca y las palabras no acudieron en mi ayuda. Sonreí en silencio, Monique tenía toda la razón.
Horas más tarde me encontraba acostada en mi cama del hotel, descansando un poco antes de volver a trabajar. No soñaba nada definido, nunca lo hacía en realidad. Por lo general se trataba de imágenes inconexas que no tenían sentido alguno.
Sentí que mi móvil vibraba sobre la mesita de noche, no quise atenderlo en un principio, pero el aparato continuó insistiendo. Tanto, que al final lo tomé a tientas y miré la pantalla para descubrir quién osaba perturbar mis horas de siesta.
El sueño se escurrió de mi cuerpo con la rapidez del rayo al reconocer el numeró de John en negras letras gruesas. ¿Por qué estaría llamándome ahora? Si no contaba mal… allá serían como las once de la noche, un horario bastante tardío tratándose de un inglés. Decidí dejar de divagar y me apresuré a contestar.
-Hola Johny, -respondí, todavía conservaba la pequeña porción de felicidad que la charla con Monique me había proporcionado- Me alegra que llamaras, es algo tarde por en Londres…
-Angela- me cortó. ¿Por qué rayos me llamaba por mi nombre? Su voz sonaba extraña. ¿Dolida quizás? –Tengo que decirte algo importante.
Me erguí en la cama por acto reflejo, me senté y comencé a apretujar la almohada de forma nerviosa. Jamás había escuchado a John tan serio.
-¿Qué ha pasado? ¿Están todos bien? –por unos segundos solo me respondió el silencio.-¿John?
-Lo-lo siento. –Tartamudeó- No sé cómo decirte esto. –la prolongación de la llamada estaba poniéndome los pelos de punta. Mi corazón se aceleró.
-¿Es Paul? –intuí, y un nudo se formó en mi garganta. Un ruido extraño se escuchó de su lado, casi como la contención de un sollozo. De nuevo el muchacho demoró en responder.-¡¿John?!
-Sí. –aceptó. Luego tragó de forma audible.- Está en el hospital… inconsciente.
La noticia me llevó a un estado de shock repentino. No podía ser verdad. Las lágrimas cayeron de mis ojos ni bien oí esas palabras. ¿Por qué? ¿Qué hacía en ese lugar? El estomagó se me estrujó, al igual que el pecho.
-¿Qué- logré pronunciar- qué le pasó? –mi amigo tomó aire.
-Bajó a comprar unas cosas y le dieron un piedrazo en la cabeza. – el horror logró invadirme, eso podía resultar muy grave.
-¿Quién?- pregunté con hilo de voz. No me ponía en este estado desde que mamá falleció. No podía pasar lo mismo con Paul.
-Un fanático. – incluso así como estaba, noté que algo sonaba distinto en su voz, como si todavía no me hubiera dicho lo peor. Me fue imposible no pensar en algo malo; sentí una punzada en el corazón.
-Estás ocultándome algo, John.-le reproché.
-El hombre que lo hizo… -comenzó con cautela, yo sentí que en ese instante se producía un click dentro de mí, como si acabara de cerrarme algo.
-¿Fanático de quién? –inquirí adivinando la respuesta. Un vació interno me recorrió de pies a cabeza.
-Tuyo.
MOTHER OF GOD O_O NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MATO ME MUERO ACA QUE GENIAL NO PAULY. PUTO FAN LO ODIO(? AMO AMO AMO AMO ESTE CAPITULO ME QUEDE HELADO CON ESTA CARA 0__________________0 SEÑOR NO NO AAAAAAAAAAA AMO ESTO SIGUELO JULI PLEASE PLEASE AMO ESTO *O*
ResponderEliminar._________________________________________________________________.
ResponderEliminartienes que seguirlo me muero de la intriga