domingo, 29 de abril de 2012

Capitulo 41


Presente, Londres.

Continuamos a paso apresurado por los pasillos. Atravesamos un control especial, y en menos de lo que puedes decir The Beatles, me hallaba instalada en mi lugar. Por delante tenía como doce  horas de vuelo ininterrumpido. Tiempo suficiente para pensar. Cavilar acerca de mi vida. Sobre Paul, sobre mi padre, sobre mi futuro. Y para ser sincera, no estaba segura de lograrlo, porque dos segundos antes de despegar, ya me había quedado profundamente dormida, vencida por el cansancio.

Estar entre sus brazos era reconfortante. El olor familiar, me hacía sentir tranquila y segura. John se limitaba a sostenerme, consolándome mientras yo lloraba amargamente. Más que nada era una especie de catarsis por todas las cosas que habían estado sucediéndome.
Paul estaba bien. Al parecer la herida era superficial y se le curaría pronto. Unos puntos y  andaría como nuevo.
John y yo estábamos en el departamento que ellos compartían, dentro de un complejo.  Los demás chicos vivían allí también, pero poseían su propio espacio. Básicamente nos habían echado del hospital porque mi presencia allí atraía demasiadas personas, y eso no era bueno para Paulie (o cualquier otro paciente). De todas formas me dejaron pasar a verlo. Mi visita no duró más de cinco minutos, y con eso me bastó para calmarme. El observar su pecho subir y bajar normalmente, era como un regalo para mí. No tenía en lo absoluto la imagen que me había formado en mi cabeza; parecía dormido, no muerto.
Al fin las lágrimas dejaron de caer.
Me separé un poco y mi amigo me regaló una sonrisa.
-Gracias. –susurré.
-¿Por qué? –preguntó él. Vamos, como si no lo supiera.
-Por todo. –el muchacho ensanchó su gesto, yo me reí. –incluso por sonreír cuando estoy peor que Chuckie.
Soltó una carcajada y me estrechó más fuerte. Luego me levantó y movió hacia los lados como si yo fuera una muñeca y él una niña pequeña.
-Bueno ya. –logré pronunciar. –Me ahogas Lennon…
-¡Oh! Lo siento. –se disculpó, inmediatamente me depositó en el suelo.
-Descuida, no es nada. –sonreí.
John se quedó observándome de forma extraña, parecía estar analizando algo.
-Estás muy flaca. –anunció por fin. Yo lo miré incrédula y solté una carcajada.
-Te pareces a nuestras abuelas. –Bufé. El puso los ojos en blanco pero también rió.
-En serio. ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo? –me sonrojé en seguida.
-En el almuerzo… -John me dirigió una mirada de desconfianza. – de ayer.
-¡Por Dios, Randi! –me retó. No es que lo hubiera hecho apropósito, no planeaba volverme anoréxica ni nada, simplemente olvidé ese detalle con todas las cosas que estaban ocurriendo.- Nos vamos a lo de George- anunció.
-Está bien…
-Y agradece que ese chico no tiene fondo.
Después me tomó de la muñeca y me arrastró hasta la salida.  

La casa del guitarrista no era muy diferente a la de John y Paul. De hecho guardan un parecido muy profundo. Achaqué eso al hecho de que siempre estaban de gira y, por supuesto, que eran hombres.
Georgie nos recibió encantado. No hizo ninguna acotación sobre mi aspecto deplorable. Para ser sincera, se le veía más que emocionado. Se dedicó a hacerme un tour por el pequeño lugar mientras John se tendía en el sillón del living a mirar la tele. La cocina era pequeña, allí me preparó un sándwich “a la George”. Este consistía en pan, queso, jamón, lechuga y un montón de otros ingredientes que no supe reconocer, pero que quedaban a la perfección.  Mi estomago le estuvo enormemente agradecido.
Luego pasamos a su habitación y el muchacho se puso más rojo que un tomate cuando ingresamos. En una de las paredes, sobre un escritorio de madera, había pegado un poster enorme de mí. Lo único que atiné a hacer fue levantar las cejas y comenzar a reír. Digamos que era una foto bastante graciosa de una de mis últimas películas.
-¡Miranda! ¡Oh por Dios! ¡Perdóname, olvidé por completo que estaba allí! –exclamó mientras se precipitaba sobre el escritorio y procedía a despegar la imagen. -¡Soy un completo idiota! –continuaba culpándose en un tono más bajo que de todas formas llegaba a oír. De verdad quería pararlo, pero el ataque de risa que estaba teniendo no me lo permitía. –Paul me matará. ¡Seré picadillo de inglés!
-George.–lo frené como pude-Tranquilízate. No me molesta.
-¿A no? – se frenó en seco con el poster enrollado en la mano. Yo negué con la cabeza.–De todas formas es horrible por mi parte. –declaró y metió el pedazo de papel en uno de los cajones.- ¿Te gustaría otro sándwich? –consultó con una sonrisa al notar que ya casi me acababa el primero. Obviamente el tema le incomodaba.
-Seguro. Estaba delicioso.
Así que volvimos a la cocina donde encontramos a Lennon husmeando la heladera.
-¿De qué se reían ustedes dos? –preguntó a penas entramos.
-George tenía un poster de mí en su pared. –contesté casi por acto reflejo. El guitarrista volvió a ponerse rojo. Mi amigo soltó una carcajada.
-¿Viste el de Elvis que colgaba sobre la cama? –no quería reír, porque sabía que George se pondría incómodo, pero de nuevo no pude evitarlo. Pensé en algo que lo sacara del apuro, ya que su rostro no se veía normal. ¿Es que alguien puede colorarse tanto?
-Sí, lo hice. Y también me di cuenta que tú duermes con una foto de Paul en tu mesa de luz.
¡Punto! El castaño cerró la boca y el otro soltó una carcajada fuerte y sonora.
-Qué te puedo decir… extraño a mi baby face por las noches.
Me alcanza con decir que tardamos alrededor de quince minutos o más en volver a respirar adecuadamente, y que Georgie pudiera por fin hacer otro sándwich.

...

-Sí papá. ¿Tú crees? 
-Será lo mejor para todos.
-¿Entonces solo tengo estas dos semanas? –intenté que mi voz no se quebrara. El tema a discutir no era de los mejores, de hecho, apestaba.
-Así es. Espero que te sean suficientes. –traté de confirmárselo, sin embargo, tenía tal nudo en la garganta, que me vi incapaz. –Mira hija, yo sé lo que supone para ti. Entiendo que será un gran cambio. Lo extrañarás muchísimo. A él y a todos… pero si estás segura de que esto es lo que quieres… sí, son dos semanas.
-Está bien… te amo.
-Sabes que yo también.
Me quedé tildada bastante tiempo luego de finalizar la comunicación telefónica. El plan era descabellado, pero funcionaría.
No se enojen con mi padre. Greg no tenía la culpa. Yo había querido organizarlo así. Incluso dudo si él estaba muy seguro. Haría todo lo que pudiera por mí. Tal vez piensen que solo me malcriaba; la verdad es que me amaba. No había estado muy presente en mi vida y quería que eso cambiara. Deseaba que todo fuera diferente. Como debió. Las cosas antes de ser actriz. Necesitaba tiempo, quería estar bien.

Nadie que yo amara volvería a salir herido.

Esa es la razón por la cual decidí matar a Miranda Kane.

Y solo tenía dos semanas para despedirme de Paul.

2 comentarios:

  1. NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO MATO MAAAAAAAAAAAAAAAL!!W NO! VOS ME QUERES ASESINAAAAAAAAAR!! O_O Dos semanas T_T NOOOOOOOOOO AHFSKDJAKSDJIKDJAS Esto se esta poniendo genial (Bailecito ridículo)Me encanto GEORGE JAJAJAJAAJ XDDD Es lo mas seria como yo en ese caso que media pieza tiene posters xDDDDDDDDD
    Supongo que iras al obelisco el sabado que viene jeje. Nos vemos alli. Si te encuentro ajajaj Saludiitos :DD

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  2. omfg omfg omfg omfg omfg es lo único que puedo decir cuando leo tu fic!!! YA ME PUSEE AL CORRIENTE AL FIN :B & ahhh cada vez se pone mas buenooo!! sube más porfavooooor DDD: muero deee la intriga XD

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