Un año y medio en el futuro, Londres.
-Te extrañé. –dije luego de plantar un beso en sus labios y cerrar la puerta con la mano libre.
-Hola.- me saludó simplemente a centímetros de mi rostro. Sonrió de forma tierna y sus ojos centellaron. Luego acercó una mano y acarició mi mejilla. Me gustaba demasiado el tacto de su piel. Sentí un carraspeo.
-Buenos días, Paul.
Di un respingo al escuchar la voz de Greg y me separé de su hija. Angie rió por lo bajo. Acababa de llegar a su departamento, se suponía que su padre no estaría allí, pero al parecer era todo lo contrario.
-¡Buen día! ¿Cómo ha ido todo? –pregunté refiriéndome a su trabajo.
-Excelente, gracias.
Se acercó unos pasos hacia nosotros, tomó su abrigo y su paraguas del sillón y nos saludó con una inclinación de cabeza al pasar por nuestro lado. Abrió la puerta y se perdió en el pasillo. Angie me miraba divertida.
-Jamás podrás superar ese primer encuentro. ¿Verdad? – acercó su mano a la mía y me robó la bolsa de papel que traía en ella. Luego se volteó y se encaminó a la barra de mármol que separaba la cocina del living, depositándola allí.
-Si tenemos en cuenta que estaba casi desnudo cuando lo conocí… pues entonces lo dudo mucho. -Angela soltó una pequeña risita.
-Creí que andar así te resultaba liberador. –comentó con picardía.
-¡Hey! –Le reproché- ¿Cómo sabes eso?
-¿Bromeas?–inquirió abriendo la bolsa y explorando su contenido.- ¡Comida china! Me encanta. Pero volviendo a tu pregunta, todo el mundo está enterado.
Solté un suspiro. A veces era un poco molesto no tener casi ningún secreto. A penas recordaba la última vez que me presente a alguien sin que me conociera. Y más que nada me frustraba con Angie, porque yo sabía muy poco sobre ella, pero la chica parecía conocerlo todo acerca de mí.
-Me alegro que te guste.-dije refiriéndome a nuestro futuro almuerzo.- No tenía idea de qué dirías.–ella se dio vuelta otra vez para mirarme fijo y sonreír.
-Le diste en el blanco, es de mis favoritas.
Devolví el gesto y pasé a desabrigarme. Me quité la chaqueta y la bufanda para quedar con un suéter de lana azul y unos pantalones negros. Colgué todo en el perchero y me acerqué a ella frotándome las manos. Me apoyé en la barra y puse las palmas en la superficie, dándole la espalda a la cocina y mirando el living.
-¿Cuánto tiempo tienes hoy? –me preguntó con curiosidad.
Extraje mi celular y contemplé el reloj digital. Pensé en lo tenía que hacer; antes me costaba muchísimo recordar mi agenda, pero ahora lo tenía más ejercitado.
-A las dos tengo una entrevista con los chicos… asique,-comencé a sacar cuentas- restándole el viaje hasta allá, eso nos dejan dos horas; -finalicé- más o menos. –sentí que la morena clavaba sus ojos en mí, así que quité la vista del aparato y la fijé en ella.
-¿No… -comenzó con cautela- no te cansa tener tu vida planificada? Siempre sabes qué vas a hacer a todas horas del día, no hay misterios o sorpresas…
-Angie-la corté. Este embrollo de detestar la fama a veces me hacía enloquecer. Es decir… ¿Por qué ella, de entre todas la personas, tenía que odiar mi estilo de vida?- Admito que a veces no me satisface, pero no puedes decir que carece de misterios o sorpresas. ¡Mírate a ti! –Puntualicé- Mis amigos se mueren por saber qué hago las horas libres que nos dan, o por qué desaparezco los días de lluvia.–Sinceramente, espera sacarle una sonrisa con el comentario, y sin embargo no fue así. Angela me miraba con una mezcla muy rara de ansiedad y pánico.
-¿Le-le –intentó decir, pero luego cambió de idea- ¿Alguien sabe de nosotros? –el tono de su voz y su expresión tuvieron mejor efecto en mí que una cachetada. Parecía realmente aterrada de que alguien supiera que salíamos juntos. Me dolió, debo admitirlo.
-Lo siento, -dije con amargura- no sabía que te avergonzara tanto.
-Paul, no… yo no quise decir… ¡Ahg! Olvídalo. – se corrió de mi lado y se dirigió a la alacena en busca de unos vasos y unos platos.
-¿Olvidar qué? –solo me respondió el silencio. Tuve que girarme y rodear la barra para llegar hasta ella, que estaba de espaldas a mí. -¿Podrías decirme qué te pasa? –pregunté; no con el mejor de los tonos, debo admitir.
La muchacha se dio la vuelta y me quedé de piedra al verle el rostro. Estaba llorando, gruesas lágrimas saladas resbalaban por sus mejillas dejando surcos de cristal en su piel.
Estaba paralizado. Detestaba ver a una mujer llorar, y más que nada si era por mi culpa. Todo el enojo que había sentido por sus palabras se esfumó en un segundo. La tomé entre mis brazos y ella se escondió en mi pecho. La abrace y le acaricié la espalda intentando reconfortarla.
-Perdóname. – la oí susurrar entre hipidos y sollozos.
-Shh, Angie. Está bien. No importa.
-¿Paul? –preguntó con la voz débil y levantando la cabeza para que pudiera observarla. Yo asentí una vez para que entendiera que podía pedirme cualquier cosa.–No le cuentes nada a John.
La petición me sacó de lugar.
¿Qué tenía que ver mi mejor amigo con todo esto? ¿Porqué Angie hablaba de él como si lo conociera? ¿Es que no debería tratarlo de extraño, o “el ídolo de Sofi”?, siempre hacía eso con los demás chicos... Volví a mirarla. Tenía todo el rostro colorado y brillante a causa del llanto.
-No lo haré. –le prometí. Solo quería que se sintiera bien y dejara de llorar.
CAPTO TODO *O* ES ES GENIAAAAAAAAAAA AGGGGGH DERSAJASKDWAJTUTPASFDDA ES LO MAS *O*
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