jueves, 9 de agosto de 2012

Capítulo 53


Paul.

Toqué la puerta y esperé unos segundos.  Un “¡Pase!” se escuchó del otro lado. Abrí con suma delicadeza y la observé;  no pude evitar quedarme mirándola como tonto. Una línea bajaba desde la punta de su ceja izquierda casi hasta la comisura de su labio. En la frente, del extremo derecho, también tenía un corte, pero era más pequeño. Varios moretones le ocupaban el rostro, y algunos más se veían en sus brazos.   Sentí que la garganta se me secaba de repente y tragué saliva.

-No seas tonto Paulie, estoy bien. –Dijo Chio al ver que  yo no pronunciaba palabra alguna.-Ven, siéntate. –me pidió palmeando un espacio en su gran cama de hospital y asiéndose a un lado. Sus ojos expresaban la sonrisa que no podía representar.

-Te ves horrible. –fue lo primero que salió de mi boca. Ella hizo una mueca de disgusto aunque le causó algo de gracia que mis primeras palabras hacia ella fueran esas.

-Los moretones se irán y las cicatrices a penas serán visibles. –explicó. – Y tú tampoco te ves para nada bien. –Agregó. Yo sonreí ante el comentario y me acerqué. Como me había indicado, ocupé mi lugar. Los dos nos estiramos en la cama y pasé una mano por sus hombros, así podía apoyar la cabeza en mi brazo. –Oh, alguien ha estado haciendo ejercicio. –comentó. No pude evitar reír ante su ocurrencia. 

-Un montón. –ironicé. –De hecho, George ha sido un profesor sin igual.

Los dos soltamos una carcajada. Era tan familiar para mí estar así con ella. Chio era lo mismo que tener otra hermana. Y yo era el hermano que nunca tuvo.

-¿Recuerdas cuando jugamos a que éramos duendes, de pequeños? –le pregunté, remontándome a nuestra infancia, tan distinta de mi presente. Ella volvió a reír.

-¡¿Cómo olvidarlo?! Tu siempre eras los monstruitos y yo la que debía capturarlos. –Suspiró, aparentemente enternecida- ¿Y aquella vez cuando hicimos ese pastel de chocolate?

-¡Cuando le manchamos la cocina a la tía Grace! –rememoré riendo.

-Sí… después tuvimos que limpiarlo todo. – comentó. Yo asentí.

-Incluso nos hizo refregar entre los azulejos con cepillos de dientes.

-¡Tienes razón! Había olvidado eso. –se extrañó.

-Créeme que yo no. Es el día de hoy que voy al baño y tiemblo antes de limpiarme la boca. –confesé. Ella rió aún más fuerte. Si había algo que Chio tenía de especial, era su risa, y lo fácil que era provocarla.

-¡Para ya! –exigió divertida. – Me haces doler.

-Lo siento. –me disculpé. De repente, cualquier rastro de alegría se había desvanecido de mi voz.

-¿Paul? – se inquietó la castaña y se puso de costado, apoyándose con el codo,  para poder ver mi expresión. - ¿Te encuentras bien?

Mi mirada continuaba clavada en el techo, y me seño se había fruncido.

-¿No te gustaría que las cosas volvieran a ser como cuando teníamos diez años? –consulté, deseando fervientemente que así fuera.

-¿Y vivir la secundaria otra vez? Ni muerta. –respondió, con una mueca de desagrado que no me pasó desapercibida.

-No me refiero a eso. –Intenté, tratando de encontrar las palabras correctas para expresarme.- ¿No desearías que las cosas fueran tan fáciles como entonces? Sin problemas, ni complicaciones, ni accidentes, ni corazones rotos…

-Ohh, Paulie. –dijo ella incorporándose en la cama para que pudiera verla bien, aunque fuera desde abajo. – Sé que es difícil –aclaró, entendiendo rápidamente el quid de la cuestión. – Ya es bastante malo que Miranda fuera Angela, encima, que hayan terminado (sí, Olivia me lo contó) y, para rematarlo, el accidente.

-Y tu punto es…- la apuré. No tenía ganas de escuchar lo horrible que mi vida era.

-Siempre puedes aprender de los errores.

-Sí- comencé sarcástico- es una gran lección. No te escabullas cuando lleve porque puede que tu  mejor amigo se muera en el hospital. –Chio me golpeó el brazo, enfadada.

-No digas eso, John sigue con vida. – Después cerró los ojos y masajeó sus sienes para calmarse.- Tienes razón, lo que nos ha tocado vivir es un verdadera mierda. –confirmó.Pero pasó por algo. Tal vez necesitabas darte cuenta de un par de cosas o… no lo sé. El punto es que sucedió. Y ahora debes lidiar con ello.

-Es que no entiendo por qué. –susurré, la rabia me carcomía. - ¡¿Por qué justo después de enterarme la verdad?! ¡¿Es que con eso no era suficiente?! –exploté.

-Así no llegarás a ningún lado. –dijo calmada. – Deja de preguntarte cuál es la razón. Empieza a hacer algo al respecto. Permítete tener un poco de esperanza. –Nos miramos a los ojos. Los de ella, marrón oscuro, se mostraban imperturbables. – A mí no me gustaría volver en el tiempo. –Expresó.- Imagínate si jamás hubieras conocido a John, no podrías habérmelo presentado.

-No tendríamos que estar sufriendo por su vida, porque jamás habría conocido a Angela. –afirmé con amargura.

-Sé que es duro ser positivo cuando todo se ve mal, pero ¡Paul, por favor!  ¡No digas tonterías! Esa chica te ha enseñado lo que es amar. El arma más poderosa del universo. Ahora no es bueno, pero la lección que sacaremos de aquí es valiosísima. –Me miraba con intensidad, oh vaya que estaba encendida- Todo lo que sufrimos hoy, nos lo recompensarán mañana.  Esta experiencia me ha ayudado a darme cuenta de que él es el chico al que siempre querré a mi lado. Y tal vez a ti, por el contrario, te esté diciendo que es momento de pasar un tiempo a solas. –Iba a protestar, pero ella no me dejó- Y no, no me refiero al año que pasaste deprimido por la muerte de Miranda. Creo que deberías reencontrar al verdadero Paul McCartney.- ofreció.  

-¿Y cómo hago eso? –consulté, totalmente desorientado ante la nueva tarea que caía sobre mis hombros.

-Para empezar, desecha ese pensamiento de odio que le tienes a Angela.

-¿De qué hablas? Yo no...

-Paul.-me advirtió. Solté un suspiro, resignado. -Ni tú ni ella tienen la culpa de lo que nos pasó. ¿Me entiendes? 

-Sí, pero-

-A-a. –Volvió a silenciarme moviendo su dedo índice hacia los lados- No te pido que vuelvas a estar con ella ni nada parecido. Perdónala. Todos cometemos errores, y como acabo de decirte, aprendemos de ellos. 

-¡No entiendes lo que significa para mí! ¡Me mintió, y prácticamente a todo el planeta!

-Está bien, algunos cometen errores muy grandes, -reconsideró- pero también aprenden mucho más.

-Chio…-volví a intentar. Lo que me pedía era ridículo. ¿Después de lo que había hecho?

-Hazme caso. –ordenó, pero con tono dulce. – Te sentirás mejor.
Llevé las manos a mi frente y me peiné y despeiné las cejas para intentar pensar con claridad. Cerré los ojos. Concentré todo mi ser en la imagen de Angela. En su cabello corto y oscuro, su sonrisa radiante y sus ojos claros.

¿Verdaderamente podía odiarla? “No”.

¿Continuaba perdidamente enamorado de ella? “Tampoco”.

 Unos golpes se escucharon en la puerta. Chio volvió a indicar que pasaran. Era Olivia y se encontraba muy agitada, su rostro se había colorado como siempre que corría.

-Lamento interrumpir, chicos. –se disculpó. Luego las comisuras de sus labios se elevaron en una sonrisa. –Creí que querrían saber… John acaba de despertar. 

-Bromeas. –la acusé.

-¿De verdad crees que soy tan insensata? –se molestó mi hermana, con un poco de razón.

-¿Mi Johny? –pregunté, afinando el tono de mi voz ligeramente.

-¡Sí, brocolí! –contestó cambiando el sonido de la palabra para que rimarse, rodando los ojos. (Y de paso para burlarse de mi cabello).

Miré a Chio, tenía lágrimas en los ojos y se tapaba la boca con las manos. Me senté en la cama, la abracé y le acaricié la espalda.

-Ya está bien, se despertó. –le susurré en oído, para calmarla. Ella asintió con la cabeza, podía escuchar los sutiles gemidos que salían de su boca. Miré a Olivia a los ojos, indicándole que se quedara con ella. Mi hermana aceptó en seguida y cambiamos lugares.

-Le daré un beso de parte tuya. ¿Quieres? –la consolé.

-Que no... que no sea en la boca. –dijo entrecortadamente. Yo solté una carcajada y las chicas me igualaron. Sentía que la felicidad se inflaba como un globo dentro de mí. Al fin.

A penas hube cerrado la puerta, comencé a correr por los pasillos. Tuve que esquivar varias enfermeras que resoplaron molestas y alguna que otra camilla, pero no me encontré más obstáculos. Fui desacelerando a medida que me acercaba a la parte de terapia. ¿Y si había vuelto a desmayarse? ¿Y si me daba impresión al verlo allí, todo lastimado? Y… ¿Y si Angela estaba con él?

Respiré hondo una vez parado frente a la entrada del pasillo. Cuando me consideré más relajado, abrí la puerta vidriada y me sorprendió no encontrarme alguno de mis amigos sentados en las sillas. Por lo general, siempre había alguien que se quedaba.

Busqué con la mirada y localicé a una enfermera con su vestuario azul. Me acerqué hasta ella y le pregunté por mi mejor amigo. La muchacha me comentó que lo habían trasladado a otra habitación, tres pisos por encima. Le agradecí y me alejé por donde había venido.

<<Olivia podría haberme comentado lo del cambio, pequeño detallito>> pensé con ironía.  Me peiné varias veces el cabello porque ese gesto me ayudaba a calmarme. Seguí muy aprisa las indicaciones de la mujer y en pocos minutos me encontré en otro extenso corredor. Como a la mitad estaban los chicos. Incluso desde la distancia, podía notar sus rostros expectantes y llenos de temor al mismo tiempo; seguramente, así estaría el mío también.

-¿Ya lo han visto?-los interrogué al llegar junto a ellos, un poco agitado por todas las corridas. George, Ringo y Brian negaron con la cabeza.

-Te estábamos esperando. –me aclaró el baterista. Yo sonreí y ellos también. Recién entonces noté que George se encontraba en silla de ruedas.

-Ni le hagas caso- me advirtió. Volví a sonreír.

La puerta de la habitación de John se abrió y por ella salió su familia, Mimi, con los ojos algo llorosos.  

-Es su turno, chicos. –nos invitó, y a pesar de todo el cansancio que dominaba su rostro, nos sonrió llena de júbilo.

Mi corazón comenzó a acelerarse.

1 comentario:

  1. A la que se le ha acelerado el corazón es a mi :$

    Me ha encantado el capítulo lleno de sabias palabras, porque Chio le está mostrando el buen camino a Paul :)
    Y John.... JOHN ESTÁ DESPIERTO!
    Eso es lo que más me ha gustado, que John despierte *-*

    OOOOOOOOOOOh, ya puedo respirar con alvio, mi corazón sigue con sus latidos normales, a tiempo regular...

    Espero el siguiente con muchas ansias! ^^

    Saludoooss <3

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