viernes, 3 de agosto de 2012

Capítulo 51


Harry.

<< ¡Para, idiota, para! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!>>
La amas, la odias; la odias, la amas.
Superado. Así había terminado yo. Completamente superado por la situación. John, mi mejor amigo, casi mi hermano… ¿Saldría de esta? El doctor poco había dicho, y por el aspecto que tenía cuando lo ingresaron en el hospital… bueno, sinceramente no sabía qué esperar. Estaba tan… diferente. Ni siquiera puedo describirlo. Él simplemente no era Johny.
Chio, George, Mary… ¡¿Por qué mierda tenían todos que sufrir?!  ¿Acaso con lo emocionalmente perturbado que me hallaba yo, no era suficiente? Las marcas en el rostro de mi amiga serían un bonito recordatorio de lo estúpido que fui al huir de mis problemas. ¡Qué ironía! ¿Acaso no era de eso por lo que culpaba a Angela?  ¿De no afrontar las cosas, de salir corriendo? Pues me había ido yo. Y John salió a buscarme, pasó por lo de George a ver si tenían alguna noticia, entonces ellos se sumaron. Me vieron ahí sentado en el barandal, resbalando, y creyeron que iba a tirarme. John apretó el acelerador…

 El resto es historia, terminamos en el hospital.

¿Y qué había hecho yo? La cosa más humana y egoísta del mundo. Intentaba sentirme mejor. Fui directo hacia la única persona que no me daba pena en ese instante. La única que podría llegar a tener tanta culpa como yo. La única que no me daría un “no” por respuesta. Angela.
El tiempo había pasado tan lento. La espera se me había hecho interminable. Olivia llegó y fui a buscarla. Solo verla a los ojos me deprimía. Observar a mi hermana llorando, esa chica tan fuerte. Y todo por mi culpa.
Volvimos, entonces la vi. Su cabello oscuro empapado por la lluvia, sus ojos claros brillando bajo la extraña luz de los hospitales. Experimenté una especie de flash-back y de repente era como si estuviéramos en la piscina. Hace ya casi dos años, cuando la besé por primera vez. Su cabello claro que se había vuelto oscuro, y sus ojos negros que de pronto eran claros. Dejé que Olivia fuera  a sentarse. Me acerqué a ella y la muchacha se levantó. Lo único que veía era el recuerdo. Confundía las venas rojas de sus ojos a causa del llanto y creía que era por el cloro. Sentí sus manos tomando mis antebrazos y la apegué más a mí. Mis labios capturaron los suyos y mi corazón se aceleró. Era como volver a casa después de una larga y agotadora gira. Anhelaba sentirme bien. Una pizca de felicidad.
Y entonces la burbuja se rompió…
  << ¡Para, idiota, para! ¡¿Qué se supone que estás haciendo?!>>
Me separé de ella bruscamente. No podía creer lo mal que estaba comportándome. Quité sus manos de alrededor de mi cuello y las dejé a sus costados. Angela me observó confundida, y bastante dolida a decir verdad. Cerré los ojos para concentrarme, estar tan cerca de sus labios no me dejaba pensar bien.
Me giré despacio y abandoné el pasillo. Mi cabello y mis ropas todavía se hallaban bastante húmedas, pero habían pasado como cuatro horas desde el choque, asique no era que chorreara agua. Me dirigí hasta  la recepción. Pasé rápido la mirada por la vieja enfermera del mostrador y seguí de lado. Allí continuaban muchísimas personas apiñándose por entrar.
Se podían avistar diversos carteles que sostenían unas fans, la mayoría arruinados por las gotas de agua. También paparazis, con sus cámaras y micrófonos. De seguro todos ellos esperaban saber algo sobre John. Comencé a imaginarme los posibles títulos que ya andarían por los noticiosos. “Fatídico choque de The Beatles”. “Paul McCartney intenta suicidarse”. “John Lennon, ¿Vivo o muerto?” “Marianne Johnson y su novio George Harrison, atrapados en el accidente” y así podría seguir inventando muchos más. Sacudí mi cabeza hacia los lados y acomodé mi cabello. Al instante el volumen de la multitud pareció aumentar afuera. De seguro me habían visto.
Me acerqué a uno de nuestros guardaespaldas que estaba por allí cuidando que nadie que no estuviera físicamente herido ingresara. Le pedí si podía sacar a la gente de allí, supuse que a los pacientes no les haría mucha gracia. También lo comenté si podía decirle a alguien que George, Mary y Chio ya estaban fuera de peligro. Él dijo que haría todo lo posible.
Volví a alejarme y me puse a deambular por los pasillos. Consideré un par de veces volver a alguna de las habitaciones que ocupaban mis amigos, pero no estaba con ánimos para hacerlo. Me limité a caminar. Eran alrededor de las cuatro de la madrugada, y yo no tenía una sola pizca de sueño.
Luego de un rato, me metí por un ascensor y llegué hasta el piso más alto del edificio. Al final del corredor, había un gran ventanal desde donde podía avistarse parte de la ciudad. No reparé en los profundos ojos azules contemplándolo todo en un primer momento.
-Hola, Paul. –saludó Ringo. Me sobresalté un poco; como dije, no venía muy concentrado.
-Hola. –respondí vagamente. 
-¿Quieres sentarte? – me ofreció, señalando con la cabeza la silla vacía que había a su lado.
-Seguro.
Nos quedamos varios minutos en silencio. Nuestras miradas fijas en el exterior. Londres de noche era bonita, lástima que los últimos sucesos no me dejaban apreciarlo. No podía creer que apenas esa mañana le había pedido a Angela que fuera mi novia, parecía que eso hubiera pasado hacía tanto tiempo…
 Me acomodé un poco en el asiento y observé a Richard fijamente. No aparentaba haber estado llorando, pero sí una mueca extraña se había hecho con sus facciones. En general, era un chico bastante sensible, tal vez perteneciera a esa clase de personas que no pueden llorar en situaciones como ésta.  Parecía profundamente disgustado. Entre sus manos sostenía lo que aparentaba ser un papel un tanto arrugado.
-¿Y Sofi? –pregunté, como para hablar de algo.
-Se ha ido hace rato a informar al papá de Angela que ella está aquí y está bien.
-Oh… -Pensé en Greg, en lo buen tipo que era. Recordé su extraña actitud cuando nos conocimos. Como él había pasado de querer estrangularme por estar semidesnudo en su sala, a tratarme bien e invitarme a cenar a penas un segundo después de escuchar mi nombre. ¿Por qué lo habría hecho?
-¿Tú cómo estás? –indagó el baterista, sacándome de mis pensamientos;  estaba claro que no era solo continuar la charla. Ringo era puntual, y sabía que se refería a la noticia de Angela.
- Horrible. –respondí sincero. El esbozó una sonrisa.
-También yo.
-Supongo que enterarte que alguien a quien creías conocer, es en verdad otra persona… no es lo más divertido del mundo. –comenté sarcásticamente.
-Puede ser… De todas formas creí que la habías perdonado. –unos cuantos segundos silenciosos siguieron sus palabras.
-¿De verdad? –me asombré. - ¿Por qué?-Ringo se encogió de hombros y continuó jugueteando con el papel. Todavía mirando al frente.
-Bueno, supongo que a juzgar por el besazo que le diste allá, pensé que se habrían reconciliado. – Yo sacudí la cabeza en señal negativa.
-No sé qué hacer, me siento usado y traicionado. 
Otra vez el silencio nos envolvió. Prestándole atención al muchacho, me di cuenta de que no sólo fijaba la vista en el paisaje, sino que también leía y modulaba las palabras escritas en el papel, sin hacer ruido. Luego de un rato, dejó de interesarme. Pero entonces Ringo volvió a hablar.
-No es tu culpa. ¿Lo sabes, verdad? – me quedé mudo. ¿Cómo se suponía que yo respondiera? Por supuesto que me sentía responsable; después de todo, si yo no hubiera escapado así… - John nos llamó a todos en la tarde, creo que ya te lo habían contado, eso de que salimos a buscarte y chocaron porque él creyó que ibas a tratar de matarte o algo parecido. –Asentí con la cabeza, no me salía la voz. – Pero me parece que nadie te dijo lo emocionado que se lo veía por saber que Miranda se hallaba con vida. –Me quedé perplejo. ¿De qué hablaba este chico? – Cuando nos contó a todos, se le notaba la felicidad, aunque estuviera preocupado por ti. Yo también me enojé mucho, Paulie. Sofi no había sido mucho mejor que Angela en eso de mentir.
-Pero tu novia lo hacía por lealtad, no tenía otra salida. –repliqué.
-Sí, lo sé. Brian me ayudó a entenderlo. –de repente abandonó su postura recta en la silla, y se volteó para mirarme. – ¿Te das cuenta… - comenzó en un tono bajo y con cautela- de que las dos chicas que alguna vez amaste, están ahí? Me refiero a que sufriste mucho cuando “murió” – (sí, el baterista hizo las comillas con los dedos)- Miranda, pero ahora la tienes de nuevo, y a la vez a Angela.
-No te sigo, Niall. –Contesté.- Para mí son como dos persona completamente diferentes. Ella lo quiso así.
-Eso no es del todo verdad. Nadie puede dejar de ser quién es en realidad. –tomó aire, y su mirada se clavó mas en mí. – Vale, tal vez Angela haya tenido unos cuantos problemas de personalidad, pero al fin y al cabo, es la misma. Cuando en verdad se encuentre, terminará por ser una perfecta mezcla entre ambas.
-¿Tu lo crees?
-Seguro. –afirmó. ¿Lo creía yo? ¿Me gustaría algo así?
-¿Puedo hacerte una pregunta?
-Dos. –respondió mi amigo. Ese viejo chiste, el que se refiera a que ya me gasté mi pregunta pidiendo por ella, entonces tengo otra más. –aunque no esto lo importante-
-¿Qué es lo que tienes ahí? – Ringo bajó la mirada a sus manos, hasta el papel y un collar. Sonrío y se encogió de hombros.
-La verdad no lo sé muy bien. Bueno, Brian dijo que es un “Rosario”.
-¿Y él te lo dio? – me extrañé. Sabía que un Rosario tenía que ver con Dios y que Epstein solía pensar en Él en situaciones difíciles… ¿Pero, Ringo?
-No. Cuando acompañé a Sofi para que saliera, me quedé platicando con la señora del mostrador. Le conté que estaba muy asustado por John. –Asentí para que supiera que lo seguía- entonces ella me dijo que cuando tenía miedo, le rezaba a la Madre María. Me anotó las palabras que debería decir y me las entregó. Me aconsejó que le pidiera por John.
-¿Eso es lo que hacías, rezar? –pregunté. Quería dejarlo en claro. Que yo supiera, Ringo no era un chico religioso. Es decir, ninguno de nosotros lo éramos realmente. El muchacho asintió, luego sonrió.
-No sé si sirve de algo en realidad, -dijo encogiéndose de hombros nuevamente- pero tengo miedo, Paul. Por lo menos esto me ha ayudado a mantenerme concentrado;  y si por casualidad, en serio hay una Madre María que pueda ayudar a John, me gustaría mucho que lo hiciera.

''Mother Mary'' pensé y volví a guardar silencio, sopesando sus palabras.  Solo quería que todo estuviera bien.

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Acá tienen una creación alternativa para ''Let it be'' jaja Que dramático se está poniendo esto! No se olviden de comentar mis muchachitos preciosos (?)

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