Londres. Narrador omnisciente.
Tenía el entrecejo fruncido y un mal presentimiento le recorría el cuerpo. Ya había llamado a Chio y alertado a los demás. Bueno, George no había contestado el teléfono, cosa que solo hacía cuando se encontraba con Marianne. De igual manera, tenía que aclarar esto con todos.
La cabeza le daba vueltas mientras conducía su auto hasta el departamento de Ringo, donde se reunirían. ¿Cómo decirles que su Randi seguía viva? La felicidad invadía a John cuando ese pensamiento cruzaba su mente. Sentía que el cielo le había regalado una segunda oportunidad. Desconocía por completo el por qué de los hechos, solo pensar en que ella estaba saliendo con Paul otra vez, le producía jaqueca. ¿Realmente era posible? Pero allí residía el problema. Paul. Su otro mejor amigo.
El muchacho había puesto una máscara indescifrable sobre su rostro y se había largado del edificio a penas Paul le comunico que Miranda todavía vivía. Que ella y Angela eran la misma persona. Y mencionándolo, ¿Debía contarles eso a los demás? ¿El secreto mejor guardado? Ni siquiera Chio, su amadísima novia, lo sabía.
De pronto la imagen de una persona cruzó su mente. Sofia. Esa simpática muchacha castaña que iluminaba los días de su amigo narigón. Ella tenía que estar al tanto. Sería imposible que no se hubiese dado cuenta. ¿Verdad? Pero no la conocía. ¿O si?
Chio había dicho que se la habían presentado cuando pasó una temporada con sus tíos en la última gira nacional. ¿A caso no alcanzaron Ringo y Paul a Sofi? ¿No iba ella a quedarse en la casa de una “amiga”? ¿Sería esa amiga, Angie? Y si eso fuera cierto… ¿Desde cuándo poseía una propiedad en esa zona? Si Sofi lo sabía… ¿Por qué diablos no le había dicho nada, siendo él su mejor amigo? ¿Y Paul? Le había mentido acerca del apellido. Chio había apoyado ese verso una vez. ¿Con qué objetivo?
El castaño clavó los pies en el freno de golpe, estuvo a punto de pasarse un semáforo en rojo. Demasiadas preguntas en su cabeza. Mejor sería concentrase en el camino y machacarse el cerebro después, cuando pudiera obtener algunas respuestas.
Media hora más tarde, se encontraba tocando el timbre del departamento de Ringo, quien ahora vivía en el edificio más acogedor de todo Londres. Deseó que se diera prisa, ya que unas chicas lo miraban muy fijamente desde la acera contraria. No se había puesto nada que tuviera la marca de ''John Lennon''; usaba gorro y lentes; pero para él, las fans poseían alguna especie de ojo biónico. Lo único que le faltaba sería tener que salir corriendo.
Afortunadamente, un señor vestido con un traje color vino, se la acercó y le abrió la puerta desde el interior.
-Bienvenido, el señor Starkey lo espera en su piso, es el número quince.
John elevó una pequeña sonrisa y asintió. A paso ligero se encaminó hacia el elevador pensando en lo exagerado que Ringo podía ser. ¡Mira que tener un todo piso para ti solo! El castaño negó con la cabeza mientras sonreía divertido, y las puertas de metal se cerraron.
Apenas puso un pie en el departamento, divisó las cabezas de sus amigos. Se acercó hasta ellos y enseguida notó que algo no era lo usual. Pasó su mirada por todos los presentes, que se encontraban reunidos cerca del ventanal, en los asientos que rodeaban al televisor. –sí, Richard era un fanático de la televisión, en especial esos programas de viejas chusmas, y había colocado uno delante de la pared vidriada que dominaba la habitación- Ahí estaban él y Sofi, sentados juntos en un sillón, tomados de la mano; Chio, tan hermosa como siempre, instalada en un puff color violeta; se sorprendió de ver que Debbie se hallaba allí, aunque no era eso lo distinto, le agradaba. Bob! El estadounidense lo observaba con el entrecejo fruncido desde una silla, junto al sofá, con una bella muchacha sentada sobre sus piernas… ¡Eso era! ¿De quién se trataba? No parecía el tipo de Bob… es decir, sí, estaba buena, pero por lo general el chico se quedaba con quienes no pensaban mucho, por no decir otra cosa, algo contradictorio, siendo él una de las mentes más brillantes. ¿Qué hacía entonces con semejante muchacha?
-Se llama Candy. –le comunicó su amigo leyendo sus pensamientos y tomándolo por sorpresa, John no había notado lo tildado que se había quedado. En seguida sus mejillas se tiñeron con un leve rubor.
-Lo siento.–Murmuró.–Un placer, soy John. –agregó acercándose a ella y tendiéndole una mano que la muchacha aceptó con mucho gusto.
Luego levantó la mano para saludar a todos en general. Se acercó a Chio, depositó un beso en sus labios y se quedó sentado en el apoyabrazos del sillón en el que se encontraban los otros tres.
-¡Debbie! –Exclamó como si no la hubiera visto al entrar-¿Qué tal tus cosas?–se interesó.
-¡Genial! –respondió alegremente la interpelada. –Roger y yo hemos venido de visita, llegamos esta misma mañana.
-¿Roger y tú? –se extrañó, él no sabía que la hermana pequeña de Georgie tuviera novio.
Es más, luego de una milésima de segundo recordó haber oído algo sobre eso. Roger Daltrey, un hermoso Londiense, saliendo con la hermana menor de uno de sus mejores amigos. Si, algo de instinto de hermano mayor le surgía desde su interior.
-Sí, Zanahorio.–John sonrió, hace bastante que nadie lo llamaba de ese modo.-¡Hace meses que estamos juntos! –aclaró, orgullosa. Ahora que lo mencionaba, tal vez si había oído algo al respecto. – En fin, -continuó hablando la menor de los Harrison- George me pidió que viniera en su representación.
-¿A si? – se sorprendió Sofi.
-No sé por qué te extraña, mi amor, -le respondió su novio, que hasta el momento había estado concentrado mirando a su chica. (Por ello es que solo se integró después de que Sofi hablara).–Todos sabemos lo educado que es George.
-Tienes razón…- logró decir Sofia, que a los ojos de John se hallaba más distraída y preocupada de lo normal.–No sé qué es lo que pasa hoy conmigo.
-En realidad, -continuó hablando la castaña para distraer la atención que había caído sobre Sofi, pues se dio cuenta de que su amiga se encontraba bastante incómoda.–Me rogo que viniera porque “si a un mensaje de John le faltan insultos, palabras alargadas, o besos y abrazos; debe ser grave”
La carcajada fue general luego de que Debbie terminara con su imitación.
-Yo no los escribo así. –se quejó John, incluso sabiendo que era verdad.
-Sí lo haces. –contradijo Bob. El castaño buscó ayuda con la mirada, pero todos parecían concordar. Por último se fijo en Chio.
-Perdona.- dijo ella arrugando las cejas y apretando los dientes. –si te sirve de algo, a mi me fascinan. –agregó después, tomando su mano y haciéndole caricias con los dedos. Él sonrió y se agachó para besarla otra vez.
-Bueno, ya.–terció Dylan.–eso pueden hacerlo en privado todo lo que quieran.–Ringo soltó una risotada y las mejillas de Chio se pusieron al rojo vivo. -¿De qué querías hablarnos, John?
-Yo…
Comenzó, pero las palabras se le atragantaron. ¿Por dónde empezaría? ¿Por el principio de todo? No, sería demasiado largo y complicado. Cerró los ojos y pensó por unos segundos. ¡Paul! Por ahí debía arrancar. Se aclaró un poco la garganta.
-Está bien, no les pedí que vinieran solo porque sí, o con el propósito de ver sus dulces rostros. –ironizó. Ninguno de los presentes se mostro índice de gracia. <Debes calmarte, John> se dijo a sí mismo. Estaba sonando grosero. Tomó algo de aire y prosiguió.–Iré directo al grano.– soltó la mano que seguía unida a la de su novia y pasó ambas por las parte delantera de sus jeans, para quitarse la transpiración.–Paul me preocupa.
-¿Se encuentra bien? –preguntó Candy. John la miró mal. ¿Y ella qué con su mejor amigo?
-¿Le ha pasado algo? –se interesó Ringo.
-¡No! –volvió a tomar aire.–Lo siento, no es eso. O sí… no lo sé. Tiene que ver con esta chica, con la que sale.
-¿Angie?
-¿Se puede saber quién eres? –casi le espetó a Candy, irritado porque no cesaba de interrumpirlo.
-Cálmate, John. – le avisó Bob por sobre el hombro de la chica. Si bien su tono había sido el usual, su mirada era dura y fría. – Ella es mi novia. –anunció. –De hecho, la conocí porque Paul me llevó a cenar a lo de Angie.
Johny se quedó estupefacto. ¿Bob… con novia? ¿De veras? De repente lo único que podía pensar era en la vuelta de ciento ochenta grados que había dado su mundo. Paul había logrado superar a Miranda y pedirle a otra chica que fuera su novia. Ella había resultado ser su mejor amiga, la que creía muerta. Y ahora Bob, el eterno misterioso cantante de folk estaba enamorado. Un gran respeto hacia Candy se instaló en su interior.
-Esperen. –pidió Debbir, quien se encontraba realmente confundida. - ¿Y Angie es...?
¿Lo diría? ¿Se atrevería a hacerlo?
SKFÑAHFÑOIEWHFOISDHFOSIHOIE antes que nada.... TE AMO!!!! GRACIAS! amo a roger daltrey *o* ajajajaja y wow.. john... ¿les dira? me mato derisacon lo de: “si a un mensaje de John le faltan insultos, palabras alargadas, o besos y abrazos; debe ser grave”
ResponderEliminarjajajajaajajajajaja wow... enserio, quiero saber, sube pronto, por favor por favor!!! creo que morire! bueno, me voy, cuidate! sube pronto! :D
sube otroo ya pleeeease!!!!!! :C lloraré en 3...2...1 LLOROOOO! sube ya! esto cada vez se pone mejor 1313!!!!!! *-*
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